LA INCREÍBLE HISTORIA DE LA CASA QUE ESTÁ DIVIDIDA ENTRE DOS PAÍSES, COLOMBIA Y VENEZUELA
A orillas del serpenteante río Tarra, justo en la frontera entre Colombia y Venezuela, se encuentra una casa tan peculiar como simbólica: una vivienda que literalmente está dividida entre dos países. Su estructura, sencilla pero cargada de significado, se extiende a ambos lados de la línea fronteriza, desafiando los límites políticos con una naturalidad que conmueve.
Pintada con los colores de ambas banderas, la casa se integra al paisaje con armonía. En este rincón del continente, donde el canto de las aves y el murmullo del río crean una sinfonía permanente, esta vivienda se ha convertido en un ícono silencioso de unión entre dos naciones hermanas.
El lado venezolano alberga la cocina, un espacio cálido lleno de tradición. Con paredes adornadas por utensilios de cobre y cestas tejidas a mano, el ambiente se impregna del inconfundible aroma de arepas recién hechas y café fuerte. Una ventana amplia deja entrar la brisa del río, mientras una mesa de madera gastada se convierte en punto de encuentro para compartir historias y risas.
Cruzando apenas unos pasos, dentro de la misma casa, se entra a Colombia. La sala y las habitaciones pertenecen a este lado. La sala, luminosa y decorada con hamacas coloridas y muebles de mimbre, ofrece una vista serena al río desde su balcón. Las habitaciones, modestas pero acogedoras, reflejan la sencillez de la vida rural con camas cubiertas por colchas tejidas a mano y ventanas que enmarcan la exuberancia del entorno selvático.
Esta vivienda, más que una simple construcción, es símbolo de coexistencia. Dividida geográficamente, pero unida por la esencia de la vida fronteriza, representa la cultura compartida, la cotidianidad entrelazada y la esperanza de una región que vive entre dos banderas pero con un solo corazón.
Video:
