EL ESCÁNDALO DEL AUMENTO SALARIAL EN LA ASAMBLEA LEGISLATIVA: NUEVAS IDEAS Y LA DISCREPANCIA DE LA AUSTERIDAD

Desde Afuera

Por: Douglas Agreda

La reciente noticia sobre el aumento de salarios en la Asamblea Legislativa de El Salvador, bajo el dominio del partido Nuevas Ideas, ha encendido una polémica que merece ser analizada a fondo. La decisión de elevar el presupuesto legislativo a $14.8 millones para 2024, con un incremento significativo en las remuneraciones de los diputados, contrasta marcadamente con el discurso oficial de austeridad que el presidente Nayib Bukele había promovido. Este incremento no solo refleja un desvío de las políticas económicas anunciadas, sino que también plantea serias dudas sobre la transparencia y la gestión de los recursos públicos.

En 2018, el presupuesto legislativo se situaba en $13.8 millones, con un salario base de $3,100 para cada diputado, aumentando a $4,814.29 con gastos adicionales. En 2024, este monto ha escalado a $14.8 millones, con remuneraciones individuales que llegan a $5,600 mensuales por diputado. Este aumento, que en teoría busca reflejar una mejora en la eficiencia y el trabajo legislativo, en la práctica revela una preocupante disparidad entre las promesas de austeridad y la realidad de la administración.

El control absoluto de Nuevas Ideas sobre la Asamblea Legislativa, con 54 de los 60 escaños, le ha permitido consolidar un poder sin precedentes, lo que se traduce en una absorción desproporcionada de los recursos presupuestarios. En comparación, el partido ARENA, con una representación significativamente menor, vio reducidas sus remuneraciones a menos de la mitad del monto global, mientras que Nuevas Ideas acapara el 73.1% del total destinado a salarios.

Este aumento en el presupuesto y en las remuneraciones legislativas se produce en un contexto donde el gobierno ha sido acusado de desviar la atención de temas cruciales. Filtraciones y rumores, amplificados por “hacktivistas” y divulgadores en plataformas digitales, sugieren que el gobierno está manejando la situación con un silencio estratégico para evitar la validación de las críticas. La supuesta colaboración de ciertos “youtubers” para propagar únicamente la versión oficial sin mencionar los problemas críticos de la administración añade una capa de desconfianza sobre la transparencia gubernamental.

El incremento en los salarios de los diputados y el aumento general del presupuesto legislativo son pruebas de la desconexión entre el discurso de austeridad y las acciones reales del gobierno. Mientras el presidente Bukele ha utilizado su retórica para presentar una imagen de eficiencia y control, los datos financieros sugieren una gestión que favorece a los intereses partidarios sobre las necesidades del pueblo salvadoreño. Este contraste no solo mina la credibilidad del gobierno, sino que también perpetúa una cultura de opacidad y falta de rendición de cuentas que es esencialmente perjudicial para la democracia.

En definitiva, la situación actual refleja una necesidad urgente de reformar las políticas de remuneración y de mejorar la transparencia en el manejo de los recursos públicos. La ciudadanía merece un gobierno que no solo predique austeridad, sino que también practique la equidad y la responsabilidad en la administración pública. Las reformas necesarias deben comenzar con una revisión exhaustiva de estos aumentos salariales y un compromiso renovado con la transparencia y la justicia fiscal.

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